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Thursday, 7 August 2008

DİA 279 - Llueve sobre mojado

Ikizdere - Arsin Dd = 78 Km Dt = 10634 Km


Las invitaciones a te en Turquia caen por todas partes, desde el frutero hasta el gasolinero pasando por panadero. Siempre tentadoras ponen en grave riesgo el kilometraje diario. Hoy la tercera invitacion caia desde una gravera, justo a media mañana. No la dejamos escapar y nos sentamos bajo la marquesina de madera a disfrutar del te entre conversaciones fustradas. Nuestro amago de continuar valle abajo se vio neutralizado completa y rapidamente.
-Pero donde vais sin comer hijos mios! Que son ya casi las doce. Anda, haced el favor de sentaos aqui. (Pueda que la traduccion no sea del todo literal)

Sentados en el comedor de la empresa nos sirvieron una fritada de tomate y carne acompañada de arroz, sopa de maiz y yogur. Por supuesto bien de pan, que no falte. Acabada la comida como no, te otra vez. Empieza a llover y hacemos tiempo viendo los juegos olimpicos con el te en una mano y un trozo de pastel en la otra (el pastel fue cortesia nuestra). Finalmente deja de llover, nos despedimos y bicicletas hacia abajo.

Pronto empieza a gotear de nuevo mientras nos dirigimos hacia una nube que es cada vez mas y mas negra. Ocurre lo esperado: el agua empieza a caer con ganas. Es curioso lo de que llueva cuando vas en bici. Al principio el chubasquero te protege y tan solo son los dedos los que se mojan. Poco a poco tus pantalones se van mojando pero con el calor de tus piernas trabajando no importa demasiado. Pero despues de un rato bajo lluvia de verdad no hay chubasquero o gore-tex que te salve. El agua encuentra ese pequeño hueco que queda entre el casco y la capucha, te moja un poco el pelo, hace masa critica y se desliza por espalda y pecho robandote suspiros. Piensas en parar o no parar, sigues. El agua tambien sigue su camino y llega a esas partes intimas para hacerte cosquillas y entonces sabes que ya esta, has perdido. Al cabo de un rato estas completamente calado, se han acabado todas esas placenteras sensaciones y todo son ya comodidades. La ducha que hace tres dias se habia hecho imprescindible ya ha sido olvidada. Que tienes sed pues abres la boca y pegas un trago del chorro que cae de tu nariz. Y si de repente quieres ir al baño pues como en el mar, total un poquito de pipi entre tanta agua quien lo va a notar.


Como dos gigantes gotas de agua caiamos horizontalmente por el fondo del valle, compitiendo con las gotas del rabioso barranco y cruzando una nube negra rumbo al mar negro. Al fondo del valle se distinguia un poco de luz. Cuando llegamos a la orilla donde rompen las olas el sol se asomo timidamente y entre su timido calor y la tibia brisa marina nos fuimos secando lentamente. Para cuando montabamos campamento bajo un monton de avellanas ya estamos totalmente secos, limpios y seguros.

Aqui en la carretera costera del mar negro el trafico parecia poner fin, a pesar de la belleza, al paraiso cicloturista que veniamos pedaleando desde el norte de Iran. Carreteras pequeñas de trafico casi ausente con paisajes y gentes alucinantes y cambiantes. De los mejores tramos del viaje.

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