Samsun is a large sprawling city on the Black Sea coast of Turkey. We were lucky enough not to see it. Our beautiful warm host Banu gave us a much happier experience and lovely memories. She lives in Pelitröy about 20kms west of Samsun. The day we told her that we would be arriving, we rode 120kms and collapsed, exhausted, in an Internet cafe in Samsun. Banu came and collected us, negotiating our bicycles onto a local bus. She then asked a petrol station to look after the bikes at the bottom of the 2km steep hill (wall) which led to her spacious apartment.
The bikes ended up staying in the petrol station for three days. We were planning to stay one night but we were in heaven! A gracious hostess with whom we could have indepth conversations from Turkish politics to teeth (Banu was just finishing a thesis on orthodontics), the run of the kitchen, and two cats to keep us company. Well, one cat. Bıdık, the other one, spent most of the time in a kitchen cupboard, secretly knowing that we lived for the taste of cat flesh.
Banu was extremely busy - she handed in her thesis during our stay - but still found time to entertain us. On the first night we were invited to a scrumptious dinner at her university restaurant, and wish that we could remember the names of the dishes. On the last night, we feasted on fish which had the big thumbs-up from Angel, the fish connoisseur. During our stay we drank wine, we listened to Banu's great collection of Turkish and Brazilian music, we watched everyone but Australia and Spain compete in the Olympics. I even got to finish my book -I never seem to have time to read. As if all this was not enough, Banu took us to her favourite spot, a tranquil lake with clouds encircling distant hills. She then took us horseriding where we rode off into the sunset (and back again!).
Thank you so much Banu. We really hope to see you again in Spain or Australia, and also hope that those people you are going to in Sydney know how lucky they are!
La entrada en Samsun sobre autovia de seis carriles llena de trafico con prisas y sin espacio para nosotros remataba un largo dia lleno colinas. Buscamos internet para rescatar la direccion de Banu, nuestra hospitalera, y casi nos desmayamos al descubrir que se encontraba todavia a 20 km. y cuesta arrıba. Llamamos a Banu para decirle que nos sabiamos ni cuando ni como pero llegariamos. Su respuesta fue contundente: - No os movais, estoy ahi enseguida. Diez minutos despues entraba en el cibercafe con una suve sonrisa y mucho brillo en los ojos. Removio cielo y tierra para poner nuestras burras en un dolmus rumbo a su barrio y luego les encontro un establo donde pacer y a nosotros nos llevo a su calido apartamento. Mientras nos duchabamos arreglo una cama doble en el salon y pronto su casa era tambien la nuestra. Una estupenda cena turca a orillas del mar puso la guinda al dia.
Al dia siguiente Banu tenia que entregar su tesis en odontologia asi que paso todo el dia en la Universidad. Nosotros lo pasamos descansando y disfrutando de una casa de verdad. De una de esas que tiene de todo. En la cocina habia perolos de todos los tamaños; sartenes que no se agarran; vasos diferentes para vino, cafe, te, agua..; cuchillos grandes y afilados y hasta batidora!! para hacer mayonesa y triturar nueces. En el salon cosas mas basicas y mas esenciales como internet; unas cuantas estanterias llenas de musica; unas television donde ver los juegos olimpicos; y un gato y medio que deambulaban de aqui a alli (el medio era uno que paso la mayoria del tiempo escondido en un armario). Pero sin duda lo mas fascinante de todo se encontraba en el baño: rollo de papel higienico colgado de la pared; espejo; agua caliente; lavadora multiprograma (de esas con una puerta redonda que la abres, metes la ropa, le das a un boton y al cabo de un rato esta la ropa limpia); y una caja llena de bastoncillos para las orejas!! ay que baño!
Al dia siguiente Banu tenia un poco mas de tiempo y nos llevo, primero, a pasear por un lago, luego a montar a caballo y finalmente a degustar una cena de pescado fresco recien sacado del mar negro bien acomapañada de vino blanco, que cena mas tremenda! Una vez en casa, sobre los cojines de la terraza y con vaso de tinto en mano charlamos durante horas inolvidables de las diferencias y similitudes culturales del mundo. Durante toda la estancia no nos dejo pagar nada y a pesar de nuestras quejas y esfuerzos su rotundidad fue invencible. Pero sin duda el mejor regalo fue habernos hecho sentir como en casa, una casa que hace mucho tiempo que no tenemos. Muchas Gracias Banu.
Al dia siguiente Banu tenia un poco mas de tiempo y nos llevo, primero, a pasear por un lago, luego a montar a caballo y finalmente a degustar una cena de pescado fresco recien sacado del mar negro bien acomapañada de vino blanco, que cena mas tremenda! Una vez en casa, sobre los cojines de la terraza y con vaso de tinto en mano charlamos durante horas inolvidables de las diferencias y similitudes culturales del mundo. Durante toda la estancia no nos dejo pagar nada y a pesar de nuestras quejas y esfuerzos su rotundidad fue invencible. Pero sin duda el mejor regalo fue habernos hecho sentir como en casa, una casa que hace mucho tiempo que no tenemos. Muchas Gracias Banu.
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