Al oeste una gran muralla de traje verde y sombreo blanco. Al este otra gran muralla de agua de un azul tan intenso como el cielo que pone fondo al Norte donde se estrellan nuestras atonitas miradas lanzadas desde el Sur. Em medio de estra encrucijada de tierra, agua, aire y luz, Dali. Dos impresionantes portones perfectamente alineados nos abren la puerta al siglo X, a la euforia del reino de Dali en manos de los Bai , a la resistencia ante las invasiones birmanas, a la rebeldia contra la China Imperial y la caida ante las hordas invasoras mongolas.
El perfecto cuadrilatero amurallado habla de tiempos en los que el Imperio Chino no era tan vasto.
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