"La suelta de los bocinetos"
No sabemos ni a que hora ni donde, lo que si sabemos, o mejor dicho intuimos, es que se produce todas las manañas. Alguien, quiza una anonima persona, abre las puertas de los corrales generales y suelta a los bocinetos. Un ejercito formado por infanteria (a pie), caballeria ligera (en bicleta) y caballeria pesada (en motocicleta). Todos ellos armados con un armario azul dividido en tres niveles y dos secciones que da cabida a un minimo de seis tipos de bollos diferentes. Douts caseros de chocalate, ensaimadas rellenas de coco y crema, rosquillas espolvoreadas con azucar glasse, bollos con virutillas de chocolate pinchados en un palo, bizcochos de cafe... y mucho mas.
Cada mañana nuestros deseos y pensamientos se concentran en cruzar camino con algun bocineto (algun dia incluso antes, en uno de esos sueños tardios de madrugada). Agudizando oidos escrutamos impacientes el fondo de la carretera, nos volvemos esperanzados hacia atras, y cuando por fin oimos el "goñi goñi" de su bocina nuestras uñas se clavan en el manillar, los dientes se apretan de tension y la boca segrega saliba incontrolablemente. Entonces solo hay un objetivo: aplacar al bocineto. Y alli esta el con la mirada chisposa y la cara sonriente del que ostenta una gran profesion ofreciendonos la felicidad en su forma mas dulce.
Ante tanta tentacion se hace dificil la eleccion.
-Angel: ponnos dos de estos y dos de esos
-Diego: bueno mejor que sean cuatro
-Angel: espera espera que tambien queremos probar esos
-Los dos: mira oye que nos pones cuatro de cada y te dejamos ir
Y asi, cargados de dulce y chocolate, el dia no podia ser sino perfecto.
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